viernes, 1 de agosto de 2008

Contrastes musicales en A Coruña.

El pasado 31 de julio A Coruña se convirtió en una ciudad musical, con una oferta de lo mas variada.
Por un lado comenzó en la playa de Riazor una nueva edición del Noroeste Pop-rock, con la actuación de Pignoise
( mas le habría valido al lider del grupo no lesionarse y dedicarse al futbol ), un grupo cuyo nombre lo dice todo.
A pesar de su discutible calidad musical el grupo tiene cierto tirón entre las mas jovenes que no dejaron de lanzar
todo tipo de piropos al vocalista del grupo.
Mas tarde, a eso de las once y media, le toco el turno a M-Clan que con su rock clásico encandilo a los allí presentes,
bastantes mas que en el concierto anterior, aunque tambien hay que decir que la hora era mas favorable. La verdad es que
M-Clan es uno de esos grupos que tienen un buen directo y eso hace que conecten con casi todo tipo de público. Un claro ejemplo soy yo,
que no me gusta demasiado el rock, pero me encanta ir a los conciertos de Carlos Tarque y compañía.



Los conciertos en la playa finalizaron con la actuación de los cubanos Orishas, que vinieron a presentar su último trabajo, "Cosita buena".
Sus ritmos latinos fusionados con el hip-hop gustaron al público que se fue a casa contento tras una noche de espectáculo en la playa.
Pero para mi desde luego la gran actuación de la tarde noche fue la de Diana Krall en el palacio de la Opera.
El concierto de la diva canadiense vino de la mano de la fundación Pedro Barrié de la Maza que enmarcó la actuación,y con razón, dentro de los "Conciertos extraordinarios". Con quince minutos de retraso apareció Diana Krall en escena, respaldada por Robert Hurst, al contrabajo y Jeff Hamilton en la batería.
El trío regaló a los alli presentes, entre los que me encotraba, un repaso de los grandes clásicos. Les resultó muy facil agradar ya que el público ya venía condicionado a dejarse enredar por la sensual voz de una de las mejores voces del jazz del momento. Fruto de ese condicionamiento, las ovaciones se sucedieron unas tras otra hasta la despedida a eso de las diez y cuarto.



Diana Krall no solo demostró ser una de las grandes del jazz del momento, si no que para cantar bien no hace falta abusar del gorgorito. A ver si aprenden en algunos programas de televisión, aunque desde luego, no hay comparación posible entre ella y los triunfitos.

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